¿Qué es un vino naranjo?

Aunque a primera vista pueda parecer una rareza, el vino naranjo no es una moda pasajera. Se trata de un vino blanco elaborado con un proceso similar al de los tintos: las uvas blancas se fermentan con sus pieles y semillas, lo que le otorga su particular color —que va del dorado al ámbar—, una textura más envolvente y notas aromáticas más profundas y especiadas.

Este tipo de vino tiene una historia milenaria. Ya se elaboraba hace 8.000 años en la región del Cáucaso, sobre todo en Georgia, donde se usaban ánforas de barro (qvevri) enterradas bajo tierra. Hoy, ese espíritu ancestral convive con nuevas técnicas y una mirada moderna que impulsa su crecimiento global.


¿Cómo se hace un vino naranjo?

A diferencia de los vinos blancos tradicionales, que se prensan y fermentan sin pieles, los naranjos siguen este proceso:

  1. Selección de uvas blancas como Torrontés, Moscatel, Viognier o Chardonnay.
  2. Fermentación con las pieles (maceración pelicular), que puede durar desde unos días hasta varios meses. Esto aporta color, taninos suaves y complejidad.
  3. Fermentación espontánea o controlada, muchas veces con levaduras nativas y sin aditivos.
  4. Crianza en ánforas, huevos de cemento o barricas viejas, a veces sobre lías, para ganar cuerpo.
  5. Embotellado generalmente sin filtrar, manteniendo su esencia natural y artesanal.

El resultado es un vino que desafía categorías: ni blanco, ni tinto, ni rosado. Simplemente, naranjo.


¿A qué sabe un vino naranjo?

Tiene la frescura de un blanco pero con el cuerpo y la estructura de un tinto ligero. Los aromas varían según la variedad y la maceración, pero pueden incluir cáscaras de cítricos, té negro, flores secas, especias, miel, frutos secos e incluso un toque salino.

En boca es envolvente, con taninos presentes, buena acidez y una persistencia que invita a la segunda copa.


¿Con qué platos marida?

Gracias a su versatilidad, el vino naranjo es un gran aliado en la mesa:

  • Comida asiática, especiada o fermentada (curry, kimchi).
  • Quesos curados o de cabra.
  • Pescados grasos como salmón o atún rojo.
  • Platos vegetarianos, con hongos, berenjenas o calabaza.
  • Embutidos o cocina de fuegos.

¿Por qué tomar vino naranjo?

Porque es distinto, auténtico, y rescata técnicas milenarias desde una mirada contemporánea. Es un vino ideal para quienes buscan salir de lo común, ampliar sus horizontes y dejarse sorprender.

Tomar un vino naranjo es animarse a probar el pasado con ojos del futuro. Y eso, en el mundo del vino, siempre es una buena noticia.