Hoy, 11 de septiembre, se recuerda a Domingo Faustino Sarmiento, el “padre del aula”. Pero no sólo eso: también le debemos al ex presidente y educador el haber impulsado la llegada definitiva del Malbec, la cepa que hoy es símbolo de Argentina.

Cuando Sarmiento contrató al agrónomo francés Michel Aimé Pouget para dirigir la Quinta Agronómica de Mendoza, empezó algo más que educación: comenzó la transformación vitivinícola del país.

Después de la caída de Rosas y con la institucionalización de la Argentina, Sarmiento creó la Quinta Normal de Mendoza, siguiendo modelos de Francia y Chile, para introducir variedades europeas, entre ellas el Malbec.

El Malbec ya había estado en Chile desde la década de 1840, pero fue con la llegada de Pouget a Mendoza que se arraigó de verdad, adaptándose al suelo, al clima, al viñedo argentino.

Hoy, con casi 36.000 hectáreas plantadas en Argentina, esta cepa emblema no sólo produce vinos de calidad sinó que representa parte de nuestra identidad vitivinícola.

Por eso, hoy brindamos por Sarmiento: por el aula, por la educación… y por el Malbec.