El mundo del vino está lleno de encanto y misterio, pero también de mitos y leyendas urbanas que pueden influir en nuestras percepciones y experiencias. ¡Es hora de poner fin a esos mitos anticuados y descubrir la verdad!

5 mitos sobre el vino que debes olvidar

Mito 1:

Introducir una cuchara en la botella de un espumoso conservará su efervescencia.

¿Has visto alguna vez una botella de espumoso con una cuchara introducida en la boca de la botella? ¡Pues olvídalo! En algunos países es una costumbre muy arraigada, pero no ayuda en absoluto a conservar las burbujas. Este truco no tiene ningún fundamento científico. Lo mejor es conseguir un buen especial para espumosos y alargar la vida de tus burbujas favoritas unos días más o, definitivamente, acabarte la botella en buena compañía.

Mito 2:

El vino tinto se sirve a temperatura ambiente y nunca se debe enfriar.

Primero que nada, ¿qué entendemos por temperatura ambiente? Si tomáramos en cuenta la temperatura global y obtuviéramos el promedio entre los distintos climas existentes en el mundo, los cálculos nos dan como resultado un valor global de unos 14 °C.

En realidad, la temperatura ambiente resulta ser más fría de lo que pensamos y no es común para todos los habitantes de la Tierra ni para todas las estaciones del año, en mi caso, vivo en Rosario, y obviamente la temperatura ambiente de los 30 grados del veranito requiere de vino frío!

Mito 3:

Si es vino blanco, que sea del año, porque los blancos no envejecen bien.

Si bien es cierto, no todos los vinos blancos (pero tampoco los tintos) están hechos para largas crianzas o prolongados envejecimientos. Hay factores que contribuyen a que un vino pueda contar con una extraordinaria longevidad. Hoy en día podemos encontrar vinos blancos cuyo envejecimiento les aporta complejidad y
cremosidad.

Déjate aconsejar, prueba algún vino blanco envejecido y comprueba que la corta vida de los vinos blancos no es más que un mito.

Mito 4:

La regla de oro: los vinos blancos para el pescado y los tintos para las carnes y los quesos.

En el mito anterior hablamos de los vinos blancos con crianza, lo cual nos sirve de pretexto para desmitificar la arraigada creencia del maridaje por excelencia: vinos blancos con pescados y vinos tintos con carnes.

Por otra parte, hay vinos tintos que por su delicadeza no son los más adecuados para acompañar carnes en guisos muy contundentes o especiados. La fuerza del plato queda por encima de la sutileza del vino y nos opaca su presencia.
Sin embargo, son vinos que pueden acompañar a la perfección un buen pescado. ¿Te animas a probar?

Mito 5:

Los vinos cuanto más viejos, mejores.

¿Crees que los vinos más viejos son siempre los mejores? ¡No tan rápido! Algunos vinos están destinados a ser disfrutados jóvenes y frescos, mientras que otros pueden envejecer bien con el tiempo.

Además, no es lo mismo un envejecimiento controlado por los expertos en una bodega: en barrica o botella y en condiciones ideales de temperatura y humedad, que el que podamos dar en casa; es decir, no basta con guardar un vino por mucho tiempo para que mejore su calidad.

Los vinos son como las personas, están vivos y evolucionan, cada uno de distinta manera, por lo que un vino bien conservado puede envejecer bien y darnos una agradable sorpresa, o bien, puede evolucionar de una manera poco favorable que perjudique a sus propiedades organolépticas.

Es increíble cómo en la actualidad continúan existiendo reglas, costumbres y estereotipos en torno al vino que no cuentan con bases científicas y que no son ni universales ni absolutos.

Es hora de dejar atrás esos mitos obsoletos y disfrutar del vino como nunca antes.

Chin Chin